Ningún ser vivo lo ha desarrollado como lo ha hecho la higuera. ¿Quién no recuerda un arbusto encima de un muro de una construcción medieval?
Sobre el contrafuerte de la iglesia de Puebla de Valles creció una durante años y hubo que, además de cortar tallos y arrancar raíces, regar el lugar con un herbicida potente. Sobre las ruinas del Palacio puede verse otra y ¡pardiez, que sus higos son deliciosos!
Por eso a este caminante no le sorprende encontrar higueras sobre los acantilados del cañón del Jarama, guardando la entrada de una cueva ó en lugares inaccesibles.
Otra razón más para considerar a este árbol especial, además de la ausencia de flores visibles, sus leyendas y su aprovechamiento por el hombre desde la Prehistoria.
Lar-ami
2 respuestas a “Instinto de supervivencia”
Un árbol resistente de excelente fruto
Desde luego delicioso.