Pocos son los visitantes de Almiruete que reparan en la puerta de la iglesia bajo el pórtico. Una pequeña obra de arte, que bien merece una mirada.

De madera, con tablas de desigual tamaño y distribución asimétrica, está adornada con cuadradillos de forja en rombo y con tetilla. La distribución de estos adornos sigue un patrón que se ve alterado en su parte central debido a una reparación, según se intuye.

La forma de la cerradura, en triángulo resulta peculiar. El llamador en forma de rueda tallada y con soporte canulado, debió ser instalado con posterioridad, dado que descansa sobre un elemento que se ha colocado encima de uno de los rombos.

Su buen estado de conservación y su original diseño le dan un empaque no desentona con la portada.

Lar-ami