El caminante que deambula por el monte, abandonando las rutas marcadas, halla con frecuencia refugios de pizarra, hechos por el hombre y en mitad de ninguna parte. Al menos en La Ribera.
Aunque muchos especulan sobre su origen (medieval, de pastores, almacenillos,…) por la sencillez de las construcciones, la realidad es mucho más simple.
Se trata de refugios de cazadores para guarecerse y/o proteger sus aparejos de la lluvia, que se hicieron en un momento determinado de forma precipitada. Avalan esta tesis que no siguen un patrón y se encuentran sobre accidentes del terreno sobre el que se han colocado lajas de pizarra.
Y si observamos con atención no muy lejos encontraremos un chito (ó una tira de plástico atada a un árbol) que señalan un puesto de caza.
Lar-ami