Algunos visitantes se sorprenden por unas ruinas junto a la ermita de los Enebrales; pocos preguntan y a los que lo hacen se les despacha con “es la casa del ermitaño”. Pero en realidad era santero, que cuidaba de la ermita, ayudaba en los oficios y sobrevivía con las limosnas de los visitantes.
Aunque el origen de la ermita parece ser medieval y su construcción del siglo XVI, no hemos encontrado documentación sobre el santero ó su morada. Parece ser que lo hubo hasta poco antes de la guerra civil, que habitaba la casa hasta que fue abandonada en esas fechas.
Nada se sabe del santero, salvo que en el siglo XVIII estas figuras proliferaron por todo el país. Dado que la ermita fue remodelada en esta época, el tipo de construcción y los materiales empleados (sillarejo de caliza), hace pensar que podría datarse en este siglo.
Lar-ami