Ya hemos contado en varias ocasiones la historia de la Tia Avelina y sus molinos maquileros. El de la Huelga fue el último reducto hasta su abandono definitivo en los años sesenta, tras la despoblación.
No deja de maravillarnos su emplazamiento junto al Jarama, a medio camino entre Valdepeñas, Tortuero, Matarrubia y Puebla de Valles, que fue una de las claves de su éxito.
Hoy sus instalaciones están en ruinas, pero aun son visibles la piedra, el eje, caz,… Y edificios anexos, la casa de arriba donde dormía el molinero los últimos años) y esta peculiar estancia frente al molino.
A pesar de su estado, conserva una serena belleza que se ve realzada por la soledad y los colores del otoño. Un paseo por sus alrededores, en cualquier época, invita a reencontrarse con la naturaleza y con uno mismo.
Lar-ami
2 respuestas a “El molino de la Huelga”
Pasear por ahí seguro que trae un montón de historias a la memoria. Pensar que ese molino ha sido capaz de alimentar a medio territorio…
Desde luego esta cargado de historia; ahora su soledad es el refugio de los que amamos La Ribera.