El otoño es tiempo de bellotas, una baya fundamental para La Ribera en tiempos pasados y no solo como alimento para cerdos y la caza (en el libro “Puebla de Valles, usos costumbres, cuentos y leyendas”, hay un capítulo dedicado a ellas).
Solo las bellotas de encina son dulces; se comen crudas ó asadas a la brasa (hay que hacerle una raja, como a las castañas). Los robles además de bellotas amargas dan unas bayas esféricas del tamaño de una nuez. En realidad son el producto de la infección de un hongo, que sitúa dentro sus esporas.
Aunque la deforestación de los siglos XV y XVI eliminó muchos, aun conservamos algunos encinares con excelentes bellotas en Tamajón, Retiendas, La Mierla, Valdepeñas, junto a la carretera de Valdesotos a Puebla de Valles, en la ruta verde hacia Tortuero, …
Lar-ami