Un índice del estado de abandono de los campos, tras la despoblación masiva de los años sesenta, es la proliferación de especies trepadoras. Aunque siempre existieron en La Ribera, el ganado y los labradores las mantenían a raya.
Son plantas que se adaptan muy bien al medio y son muy oportunistas. Aunque no son parásitas en sentido estricto (como la hiedra, el musgo, la madreselva, …), su tendencia natural es la extensión de las ramas por derredor, aprovechando cualquier apoyo y ahogando al vecino.
El caso más conocido es la zarza, que ahoga higueras, frutales, olivos, … Pero las viñas asilvestradas están tomando un fuerte protagonismo, conviviendo con las zarzas y a veces compitiendo por el mismo olivo.
Un paso por la margen derecha del Arroyo del Lugar en estos días de otoño te dará la ocasión de comprobarlo.
Lar-ami