El incendio de finales de julio calcinó el término de Tortuero, pero respetó casco urbano y huertos, gracias a las brigadas anti-incendios y bomberos que se emplearon a fondo para que así fuera.
Hoy el pueblo es un oasis en un desierto de ceniza, que acoge a pajarillos que antaño habitaban la ribera de los arroyos; nunca se han visto tantos.
La imagen de Tortuero y su entorno es desoladora. Rodeado por el fuego, su colorido contrasta con los grises de los cerros que lo rodean. El pueblo quiere parecer alegre, pero la tristeza del entorno está marcando la vida de sus vecinos.
Lar-ami