Un mes después del incendio de Valdepeñas (sería más propio decir de Tortuero, ya que el fuego castigó su término mientras apenas rozó la de su vecino; así lo haremos en adelante) hemos tenido ocasión de recorrer la zona afectada y tomar imágenes.
El comienzo del fuego en la besana de cereales (por cierto, que la justicia está procesando al propietario de la cosechadora que originó el fuego –por segunda vez-, ya que presenta fuertes deficiencias) y el fuerte viento del suroeste, impulsó el fuego hacia Tortuero, arrasándolo todo.
Tras cruzar la ruta verde las llamas cogieron velocidad, ya que es zona pedregosa con poco que quemar; de ahí que se extendiera rápidamente. En zona de monte bajo, con jaras y retamas, el fuego se tomó su tiempo; el viento impulsaba las llamas hacia arriba, por lo que los valles frondosos sufrieron algo menos. Las zonas arboladas han quedado arrasadas.
El aspecto es desolador: grandes extensiones calcinadas, un fuerte olor a ceniza y el color gris tapizando el paisaje. Animales despistados (vimos una corza y una perdiz) buscan como llegar a su zona de pastos. La tristeza y la desolación reinan sobre este maravilloso paisaje, que esperemos se recupere con rapidez.
Lar-ami
6 respuestas a “Los efectos del incendio de Tortuero”
Me pongo enfermo cuando se produce un incendio.
Parece provocado, parece provocado. Esta es la continua cantinela.
¡Pues, claro, provocado!
La mano del hombre, consciente o inconscientemente, casi siempre está detrás. Pero los daños a nuestra naturaleza, ahí quedan.
Un abrazo,
Jesús
Lo que parece que no acabamos de entender es que con cada incendio nos empobrecemos todos. Un abrazo
Esperemos que pronto se recupere el terreno y brote el verde.
Segundo incendio provocado de la misma manera que el otro del año anterior por una cosechadora en mal estado y la misma persona, ya le vale, ¿es qué no tomaron medidas la primera vez?. Un abrazo.
Pues la verdad es que no. Lo más curioso es que el causante del incendio fue tratado con mimo por Proteccion Civil durante la evacuacion de Tortuero y Valdesotos, como el resto de vecinos.
Trás un incendio, lo má triste es no oir piar los pajarillos…
EL silencio que se escucah en la zona estremece.