El relato de Emilio Gamo continua: “…Por aquel entonces vivía allí un monje avieso y mendaz que mantenía relaciones carnales con una joven del pueblo, esposa de un viejo hacendado, con la que, valiéndose de la laxitud de costumbres (1) que imperaba en el monasterio, se veía antes de que el marido volviera del recorrido que cada semana solía hacer por el más lejano de sus predios. Servíanse los amantes para sus encuentros de un molino abandonado y casi en ruinas, situado en una curva del mismo río que bañaba los huertos de la abadía (2).
Allí esperaba el monje, consumido por la lascivia y la incertidumbre, la llegada de la mujer, con la que yacía recorriendo todo su cuerpo con la avidez de un condenado al que por un instante le fuese dada la oportunidad de la huida: sus labios temblorosos, su cuello, sus turgentes pechos, la curva añorada de su vientre, la húmeda y tibia hendidura en que, como acogedora oquedad, terminaba el desfiladero de sus muslos, por el que ascendía igual que un penitente hasta llegar a ella, y en la que al fin se cobijaba rendido y exultante cual si alcanzara su destino después de un largo y fatigoso viaje (3).
Mas como quiera que con la llegada del nuevo Abad se impusieron severamente las reglas de la Orden, andaba el depravado sumido en el desorden del deseo, ya que no encontraba manera de salir del monasterio antes de que, al dar completas, los monjes se recluyeran en sus celdas, y para entonces era demasiado tarde, pues el afrentado marido había vuelto del viaje. Así las cosas, al insensato, en su calentura, no ocurriósele nada mejor que anticipar la vida del monasterio doblando el estilo del reloj de sol, de forma que señalara las horas con adelanto (4)…»
- Algunos dicen que la decadencia de Bonaval comenzó con el replanteamiento del Monasterio (XII)
- Puede ser el molino de Tamajón que se cita en el acta de fundación que recoge el Dr Jurado. Los otros molinos son muy posteriores.
- Este pasaje erótico recuerda al Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita, que anduvo por estos lugares.
- Una vieja tradición dice que los relojes de Bonaval atrasaban siempre, para que los siervos trabajasen más horas de las ajustadas.
Lar-ami