Aunque oficialmente ya estamos en primavera, lo cierto es que las lluvias y las bajas temperaturas están alargando el invierno.

Y esto es muy visible en los pinares de La Ribera. Su capacidad para absorber agua y no dejar pasar la luz en los pocos momentos de sol de los que disfrutamos, propician la aparición de musgos (en el suelo) y de líquenes (en el tronco y ramas de los pinos).

La imagen del pinar en estos días es muy hermosa; además  el paseo por ellos resulta placentero (apenas acumula  barro), el olor a humedad y a pinaza es embriagador.  Los pajarillos comienzan el cortejo nupcial con maravillosos cantos.

Claro que para en estos días los musgos proliferan hasta en las mesas de caliza de cualquier merendero. Como en esta de las lagunas de Tamajón.

Lar-ami