La reforestación de las tierras erosionadas de La Ribera, un proceso que duró décadas y que nunca termina, se hizo con cierta gracia. La implantación masiva de pinos respetó árboles autóctonos donde ya existían (robles, quejigos, olivos, alguna encina,…), si bien las coníferas acabaron con muchos de ellos.
A orillas de los barrancos y pantanos se plantaron chopos y fresnos, que por la humedad de las umbrías gatearon ladera arriba y hoy se mezclan con los pinos. En las zonas más húmedas y accesibles son visibles varios tipos de helechos y otras plantas típicas de ribera.
Jaras, níscalos y múltiples variedades de setas y hongos pueblan los suelos, mientras las cárcavas permanecen expectantes.
En las copas, nidos de paseriformes, palomas, torcaces, … Por todo esto, los pinares aquí son mucho más que pinos. Y basta darse una vuelta para comprobarlo.
Lar-ami
2 respuestas a “¿Solo pinos?”
Debió de ser generalizado por aquí en el Maestrazgo castellonense también se replantó con pinos trás la tala de las encinas para el carbón. Ahora cuando hay un incendio las piñas lo expanden fácilmente.
En los años cincuenta se realizó la repoblación, en contra de la opinión de los vecinos. Hoy sus descendientes la bendicen.