Cada vez que nos referimos a la actuación del hombre en la naturaleza, inconscientemente pensamos en la basura y los destrozos que han convertido paisajes maravillosos en vertederos. Ejemplos hay muchos.
El abandono de los campos nos ha hecho olvidar las actividades cotidianas de hombres y ganado sobre el terreno. Gracias a ellas, hoy conservamos un rico patrimonio prehistórico (las cuevas fueron usadas como aprisco durante siglos).
Hoy son cazadores y pescadores los que mantienen abiertas veredas y senderos. Incluso remansan las aguas (para la pesca) ó construyen bebederos para los animales, como este.
Las carreteras y pantanos, construidos a toda prisa y tan necesarios, no tienen por qué ser un pegote. Pueden estar integradas en la naturaleza e incluso crean paisajes nuevos, algunos muy hermosos. Como estas de La Ribera. Son las «obras buenas».
Lar-ami