Con la Desamortización Liberal, el Monasterio de Bonaval fue vendido a Mateo Pérez (1.821) según el Dr Jurado. Fernando VII declaró nulos todos los contratos en 1.823 y el Monasterio volvió al Cister, pero no fue habitado (en 1.821 había tres monjes).
La reina Maria Cristina suprimió en 1.835 los monasterios con menos de 12 religiosos. Pero Bonaval no consta (aunque solo había un monje, que además vivía en Retiendas), quizás porque ya se consideraba una granja de Montesión. El mismo año se decretó que volvieran sus dueños.
Así el coto redondo volvió a Mateo Pérez, mientras el edificio quedó en manos de los monjes, que lo cerraron. Las últimas cuentas de Bonaval son del 15 septiembre 1.835, presentadas por Fray Antonio de Espiñeira.
Con la Desamortización de Mendizabal, el 31 diciembre 1.844 el convento fue vendido a Doña Juana Ollero, (viuda de Pérez) por 100.100 reales de vellón. El contrato describe el edificio, con 1 puerta principal y otras 8 más, con seis ventanas y una reja de cuadradillo de poco valor, todo en estado ruinoso. El mismo documento reconoce la propiedad de los herederos de Mateo Pérez sobre los terrenos circundantes.
Continuó en manos privadas hasta la actualidad, cuando está pidiendo a voces un proceso de consolidación, antes de que termine en el suelo lo poco que queda en pié.
Lar-ami