Juncos y espadañas


Los efectos de la sequía no solo se reflejan en  pantanos vacíos, ríos con escaso caudal y algas en sus aguas embalsadas. Otros más perversos, afectan al entorno y lo modifican por  largos años.  Como la proliferación de plantas invasoras de crecimiento rápido en cauces, que acaban por cegarlos.

La espadaña (Typha latifolia), también conocida como enea, totora, hopos, … es una de ellas. Crece sobre suelos fangosos donde se enraíza, fijando la tierra; en La Ribera es habitual a orillas de los ríos. Tradicionalmente se utilizaba para la fabricación de sillas/taburetes (típicos de cocinas) y canastos.

Pero este año, el escaso caudal del Jarama ha permitido, que en la zona de Puebla de Valles conocida como El Soto (junto a la riera de Muradiel), la espadaña se coma literalmente el cauce del río, dejando pasar un hilillo de agua y obligando al río a buscar una salida. Hoy tenemos una isleta nueva y este tramo del cauce acabará comido por la maleza.

Nada que ver con los juncos que llevan años creciendo junto a la Cespedera,  gracias al desagüe de la reguera. El junco es más pequeño (90 cms frente a 2,5 metros de la espadaña), crece mas despacio y se regenera cada año. Se utilizaba en cestería y para engarzar las ruedas de jeringos (en Andalucía).

 Lar-ami


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