Al salir del Chorro, en Valdesotos, una veredita algo incómoda en la margen izquierda del arroyo sube hasta lo alto de las chorreras en apenas tres minutos (conviene escoger días en los que la cascada está activa).
Desde allí vemos como el arroyo del Carrizal sigue lamiendo las pizarras entre retamas y zarzas hasta darles ese aspecto tan peculiar. Y como el agua se desliza entre líquenes y musgos para encontrarse con el cauce.
Si volvemos la vista hacia el sur, veremos el agreste paisaje por donde transcurre el arroyo Gazachuela (¿por qué le llamarán la Quebrada?) y detectaremos con precisión el canal tallado en la roca. Dan ganas de cruzar el arroyo y gatear por esas rocas.
¡Ni lo pienses! Es muy peligroso, lo digo por experiencia.
Lar-ami