Transcurre íntegramente por la Comunidad de Madrid, si bien durante sus últimos kms actúa de límite con Alpedrete de la Sierra. Tras recorrer 91 kms desemboca en el Jarama. Este tramo, desde la Presa de la Parra hasta el Pontón de la Oliva, se le conoce como los «meandros perdidos del Lozoya (¿por qué será?).
El Pontón de la Oliva lo construyeron 2.000 presidiarios con sus manos, un chusco de pan y un arenque; por la noche eran encadenados a las argollas de los acantilados. Durante 4 años el trabajo agotador, la mala alimentación, el maltrato y el cólera provocaron la muerte de más de la mitad. Fue inaugurado en 1.855 por el rey consorte, para mayor vergüenza del reino. Tanta que hasta las aguas se escondieron en el subsuelo y huyeron bajo el muro.
Para subsanar semejante error, la Corte decidió construir más arriba y así nacieron en 1.860 las presas de La Parra y Navarejos, hechas con bloques de caliza que subían en barcazas tiradas por mulas desde la cantera del Pontón de la Oliva. Aunque ya no se usan, se conservan curiosas infraestructuras, algunas en ruinas.
La presa de la Parra está ubicada en un lugar encantador, entre acantilados que le sirven de cuba; idóneo, si el Atazar no estuviera más arriba. Navarejos presenta una hermosa decadencia, resaltada por las ruinas y el agua estancada; un muro semicircular, que encauzaba el agua hacia la toma le da un toque original.
Aunque solo durante 7 kms medio río es de La Ribera, sentimos vergüenza por su situación actual: seco en cualquier época del año. Tanta historia merecería una consideración mejor.
Lar-ami