A este guardián etéreo le fascina este pequeño pueblo, lleno de encantos. Un paseo por el casco urbano de Muriel es un regalo para los sentidos:
- la casa que aglutina los materiales de la zona (caliza, pizarra, conglomerado, arenisca y adobe),
- las ruinas de la almazara con la maquinaria en su interior,
- los cercos rojizos de las ventanas,
- el mirador sobre el Sorbe,
- los cerros del Morro y el Castro, uno a cada lado del pueblo donde se hallaron restos pre-romanos,
- la casa emparrada,
- la fuente, con pilón y abrevadero.
Pero tienes que dedicarle más de los 30 minutos que se tarda en recorrer sus calles. Y llevar los ojos muy abiertos. O te perderás algunas curiosidades (estas te las contaré mañana).
Lar-ami
2 respuestas a “Rincones de Muriel”
Sin duda un lujo darse un paseo matinal por Muriel !!!
Un regalo para los sentidos !!!!