Esta frase ha pasado a la Historia por el ¿historiador? Ricardo de La Cierva, que la escribió en un artículo del ABC cuando supo que el rey elegía a D. Adolfo Suárez para presidente del Gobierno. Años más tarde Suárez le nombró Ministro de Cultura y Ricardo dejó a su paso un triste recuerdo.
La frase nos sirve para contar una anécdota de La Ribera: en la ruta verde hacia el Vado hay dos puentes en un barranco del Jarama para la misma carretera, separados por 20 metros, aunque solo se usa uno.
Inicialmente, durante la construcción del Canal del Jarama se hizo un puente de sillares de caliza, al estilo de los acueductos que soportan el canal (hay uno en el mismo barranco). Pero las curvas de acceso al puente son tan cerradas que hacían muy difícil el paso de vehículos (el error).
La solución pasó por construir otro puente, accesible y más barato: una tubería para el agua, soterrada por grava y asfalto. El viejo puente y la pista se abandonaron. Hoy son visibles, pero no transitables, aunque el lugar bien lo merece (inmenso error).
Lar-ami