Al norte del pueblo, en el alto del Campillo por encima de la antena, hay tres columnas de pizarra visibles desde muy lejos; la del centro tiene origen medieval. Unos dicen que actuaba de faro para los pastores y otros que indicaba el camino a La Poblachuela, una aldea abandonada en el siglo XIV. Pero su aspecto elegante no se corresponde con esta función.
Cuentan que un pastor vino con su rebaño a pasar el verano a Tortuero y se puso en amores con una moza. Como la familia se oponía, cada noche los jóvenes se encontraban en el alto; durante la espera el mozo apilaba lajas de pizarra. La joven cayó enferma y poco después murió, pero el pastor acudía cada noche a la cita y seguía colocando piedras.
Al final del verano se marchó para siempre, quedando el monolito como símbolo de su amor. Dicen que desde entonce quien pasa por allí recoloca las lajas mal puestas y añade una. De ahí la altura y perfección de sus formas.
Las otras dos columnas fueron construidas por los jóvenes en los años setenta.
Lar-ami
4 respuestas a “El monolito de Tortuero”
Bonita leyenda.
Saludos.
Más que leyenda, cuento. Saludos
Historia de amor… que curiosa.
¡ Ah, el amor ! Mueve montañas. Saludos