La Ribera fue conquistada por el ejército de Alfonso VI en su campaña de Guadalajara, en 1.085. En realidad fue un paseo militar y apenas afectó a la población (escasa), ya que tras la conquista se respetaron creencias, vestidos, lengua, costumbres,… Los habitantes musulmanes, mudéjares, debieron convivir (juntos que no revueltos) con nuevos pobladores llegados de Navarra, País Vasco y La Rioja.
Para estabilizar la zona se fundaron aldeas y se reforzó la población de las ya existentes (probablemente Puebla de Valles, Beleña de Sorbe, Almiruete,…). Durante 150 años fue tierra de frontera (Xarama en lengua bereber) con incursiones frecuentes, y a veces sangrientas, especialmente de los almohades. Por eso el mal está representado por un negro en la portada de la iglesia románica de Beleña.
Después de la conquista de Granada, a los mudéjares se les llamó moriscos y conservaron sus privilegios, que fueron recortados hasta provocar la rebelión de las Alpujarras. Derrotados por Don Juan de Austria, los moriscos fueron desperdigados por todo el país. En 1.571 llegaron: 6 a Tortuero, 15 a Valdepeñas, 5 a Valdesotos y 6 a Alpedrete de la Sierra.
Se supone que ya había algunos más, cuya ocupación era la agricultura y ganadería de calidad, en parcelas arrendadas a precios abusivos. Hasta su expulsión en 1.610, de manera vergonzosa y cruel. No sabemos si de la Ribera se marcharon todos o quedó alguna familia, previa renuncia a costumbres y creencias. (Sabemos que de Guadalajara salieron 200 familias y se quedaron 80).
Algunos rincones llevan su sello. Por ejemplo el trazado urbano de Almiruete (y el nombre).
Lar-ami