Una primavera tormentosa y abundante en lluvias están llenando nuestros campos de charcos, lagunas, … y vida. No llegan a ser piscinas, pero casi.
Lagunas, chortales y navajos han poblado desde siempre La Ribera. Pero ahora los chortales son lagunas, las lagunas, lagos (¡como están las lagunas de Beleña y de Tamajón!) y los charcos hacen impracticables los caminos (y no solo por el barro).
Juncos y plantas acuáticas los colonizan, convirtiéndolos en lugar de recreo para patos y ánades. Los insectos, sobre todo mosquitos, se apoderan del aire y atraen a los pajarillos que agradecen con su canto tan abundantes manjares. ¡Todo un espectáculo!
Lar-ami