Un efecto perverso de la Desamortización fue la aparición de especuladores. Como Nicolás Cuesta, dueño de una tienda de aguardiente de Guadalajara, que intervino en 171 subastas por un millón y medio de reales. En defensa de su patrimonio surgen las asociaciones de vecinos que pujan y obtienen bienes comunales.
Otro efecto perverso es la aparición de políticos y funcionarios (aunque con sueldos bajos, eran un poder fáctico en los pueblos), con acceso preferente a la información sobre fincas y condiciones de subasta, lo que les permitía elegir. Sorprende que el Secretario del Ayuntamiento de Beleña invierta más de 135.000.- reales, cuando su sueldo anual no superaba los 15.000.Resulta curioso que los vecinos de Beleña y Muriel se asocien con un relojero de Guadalajara para comprar un baldío de pastos. El molino podría ser el del Tío Puertas a orillas del Sorbe, que luego fue fábrica de luz.
Lar-ami