Los cronistas cuentan que a orillas del río Sorbe había una casa de placer para clérigos y nobles, propiedad del Señor de Beleña, tolerada (y protegida) por la iglesia. Dicen que fue destruida en la primera mitad del siglo XVI durante uno de los episodios del Pleito de Beleña (lo contaremos otro día). Hemos encontrado en el “Archivo Histórico Nacional” esta referencia del 15 de julio de 1.589:
“Traslado de carta de privilegio de Felipe II a favor de Francisco de Zúñiga por la que le concede de un juro de 20.000 maravedíes de renta anual situado sobre las alcabalas de la ciudad de Guadalajara y de las localidades de Chiloeches, Peñalver y Alhóndiga (en la misma provincia), juro obtenido en 1.528 por permuta entre Bernardino Suárez de Mendoza, [II] conde de La Coruña, y Pedro Meléndez de Zúñiga, quien entregó a cambio tierra, fortaleza, y casa de placer que poseía en Beleña (Guadalajara)”.
La revista La Urraca comenta que algunos mayores situaban la casa de placer en “El Picacho” (a unos 400 metros al oeste del castillo), y que se comunicaban por un pasadizo secreto. En el mismo lugar dicen que vivía no hace mucho tiempo la “Tía Picacha”, mujer de un hombre desterrado a Beleña por el rey. Desconocemos que hay de cierto en esto, pero en el lugar se vislumbran restos de una casa.
Lar-ami