La Ribera es contraste: de color, de paisaje, de vegetación, de piedras, … Así es posible encontrar hermosos parajes de caliza (kársticos y no-kársticos), de cantos rodados (gorrones), de arenisca, de arcilla, de tierra, de pizarra,… con sus formas características. Otras veces los distintos tipos de roca están entremezclados entre sí ó con sorprendentes trozos de calcita blanca.
Pero a este guardián etéreo le resulta curioso, que pese a la abundancia de pizarra en algunas áreas de La Ribera (al norte de Valdesotos, al noroeste de Tamajón, alrededores de Almiruete y Tortuero,…) haya pocos edificios negros (construidos en pizarra). Es posible ver algunos donde se mezcla con la caliza, y muy pocos con el tejado de pizarra (representativos de la Arquitectura Dorada).
Hay cercas de pizarra en huertos (Tortuero) o como linde de fincas (Valdesotos). Otras veces se ven en corrales en las afueras del pueblo (Tamajón) o perdidos en el monte (Almiruete). Cachos de pizarra sostienen olivos que sobreviven colgados de laderas imposibles (Cañón de Tortuero).
La explicación más plausible es que el hombre siempre ha utilizado en sus construcciones los materiales de la tierra más adecuados, primando accesibilidad, agilidad en el transporte y sencillez de manejo (son los parámetros que definen el coste de construcción). Y he de reconocer que la ubicación de los canchales de pizarra no reúne estos requisitos.
¡Se me alegra el alma cuando sobrevuelo estos parajes y veo el negro grisáceo de la pizarra escondido entre jaras y aliagas!
Lar-ami