En mi condición de espíritu libre, considero que la Historia de un pueblo es la suma de pequeñas historias. Por ello quiero contar algunas de Puebla de Valles (que me fueron referidas por una joven de 92 años querida por todos).
La guerra civil supuso un cambio transcendental en la Ribera, máxime cuando el frente estuvo situado en el río Sorbe. Algunos pueblos fueron evacuados (La Mierla, Muriel), otros fueron zona de reposo para los combatientes (El Vado) y alguno fue abandonado para siempre (Sacedoncillo). Pero también provocó pérdidas irreparables en el patrimonio cultural de nuestra comarca.
- Antes era costumbre que los viernes de Cuaresma se realizara el Vía Crucis alrededor de la iglesia. La comitiva encabezada, por el cura y seguida por mujeres y niños, realizaba las doce estaciones reglamentarias. La costumbre se perdió con la guerra, si bien algún año después lo hubo, en Viernes Santo y por las calles del pueblo. Quizás esta sea la razón de que en el primer contrafuerte del muro norte de la iglesia haya un calvario tallado en la piedra.
- En el mismo sillar, en el ángulo superior izquierdo, se ve una cruz sobre un monte (¿primer intento de tallar el calvario?). En otros sillares próximos, están impresas las letras L y X ¿marcas de canteros?
El órgano de la iglesia, barroco del siglo XVIII, estuvo en perfecto uso hasta el año 1.936, cuando se desmontaron trompetas y tubos para aprovechar el estaño. Se hizo de cualquier manera: la maquinaria desapareció para siempre y la hermosa carcasa policromada resultó muy dañada. Hoy es irrecuperable.
Aún se recuerda al organista de la época, Secretario del Ayuntamiento, que lo hacía hablar, cantar o llorar, según requiriese el acto.
Estas pequeñas anécdotas pueden que no te digan nada, pero forman parte de nuestra historia. Y se recogen aquí para que no se pierdan.
Lar-ami