¡Siempre me han fascinado los puentes! No solo por su función, unir dos orillas franqueando el paso y acercando a la gente, sino porque su vida no está necesariamente ligada a su utilidad. Más bien es la dejadez y el abandono lo que les permite seguir existiendo.
Como este puente del pueblo abandonado El Vado sobre el Jarama, por el que ya no pasa nadie, entre otras cosas porque está cubierto por las aguas del pantano casi todo el año. O este puente medieval de Espinosa de Henares (a 15 kms de Puebla de Beleña), sobre un arroyo sin agua y cubierto por la maleza, cuya función ha asumido el vecino por donde transcurre la carretera.
Y a veces el vecino no desmerece, como este de Muriel sobre el Sorbe, que sustituyó al destruido en la guerra civil. Su ubicación entre árboles y el canto del río le dan un hermoso aspecto. También ayuda el tráfico escaso, que apenas perturba. Aunque en La Ribera tenemos puentes muy bellos y de todas las clases, todavía me emociono cuando veo uno nuevo.
Lar-ami
4 respuestas a “Una de puentes”
Has visto los del Canal de Cabarrús en Torremocha del Jarama, ya sin uso y alguno parece como arrancado de otro lugar o como si hubiera caído del cielo.
Un saludo
Si, los conozco. Son restos del canal que se han mantenido porque segun dicen era mas caro destruirlos que conservarlos.
Bonitas imagenes y seguro que fuente de grandes recuerdos para los habitantes de aquella preciosa zona.
Desde luego. Tenemos muchos puentes para elegir.