Sacerdote, historiador, arqueólogo, autor de numerosos libros sobre pueblos y tierras de Guadalajara (El monasterio de Monsalud en Córcoles, Historia de Jadraque y su tierra, Historia de Torija, Historia de Valdepeñas de la Sierra, Viaje por la Serranía de Guadalajara), don Andrés es un hijo ilustre de La Ribera. Por su profundo conocimiento de la comarca, su bonhomía y su amor a esta tierra.
Nació en Valdepeñas en 1921 y con trece años ingresó en el Seminario de Toledo donde salió sacerdote en 1.949. Cantó misa en su pueblo el 14 de junio del mismo año y fue nombrado párroco de Muriel desde donde atendía los pueblos (hoy abandonados) Jócar, Fraguas y Sacedoncillo; primero a pié y luego a caballo. Estuvo destinado 8 meses en Campillo de Ranas y sus aldeas (El Vado, La Vereda, Matallana,…) y después regresó a Muriel.
En 1.951 fue nombrado ecónomo en Cogolludo, desde donde atendió pueblos aledaños (entre ellos La Romerosa y Beleña de Sorbe) en “mosquito”. De ahí pasó a Alcocer, Jadraque y la Concatedral de Guadalajara donde se jubiló a los 70 años, falleciendo en 2.006. Su labor es patente en cuantas parroquias estuvo, siendo apreciado por todos.
Dos pinceladas sobre su personalidad: tenía una voz excelente y fue primer tenor del coro de la Catedral de Toledo. Ya cura, le ofrecieron el puesto de ”cantor beneficiado” en Toledo y/o Madrid, que rechazó: “yo he estudiado para ser cura de pueblo, no para cantar en un coro”. Usó sotana hasta el final de sus días, porque ¿cómo voy a dejarla después de ir con ella más de cincuenta y cinco años?
Lar-ami