Fue el detonante para que se investigara el cañón del Jarama en busca de restos prehistóricos, y este es su gran valor, sin despreciar los hallazgos arqueológicos. En el año 1.982 durante la construcción de la carretera de Puebla de Valles a Valdesotos, un barreno descubrió restos óseos de apariencia muy antigua en la cueva I del Jarama.

Avisado el Museo Provincial  Guadalajara, sus técnicos recogieron restos de varios individuos, que atribuyeron a la Edad de Bronce, y pusieron el tema en conocimiento de la Junta de Castilla La Mancha. En 1.983 se documentó la existencia del yacimiento que no se investigó en profundidad hasta 1.991.

Se encontraron 82 objetos de cuarcita y sílex (lascas, raspadores, buriles, …) que pueden atribuirse al periodo Magdaleniense del Paleolítico Superior (misma época que el Glotón del Jarama). Las características de la cueva sugieren que fue habitada en este periodo. Durante la excavación se hallaron restos óseos y de cerámica que confirmaron que la cueva fue un pequeño enterramiento en la Edad de Bronce.

Otra joya de La Ribera, a pie de carretera, a doscientos metros del puente medieval. 

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