La carretera de servicio del Canal del Jarama toma este nombre por su color, permanente en cualquier época del año. Una carretera típica de montaña que exige extremar las precauciones pero que sorprende con vistas espectaculares en cada recodo. La ruta nace en la carretera de Puebla de Valles a Valdesotos, a quinientos metros del puente sobre el río Jarama; son 9 kms que despiertan los sentidos.
Giramos a la derecha y una primera subida nos sitúa en el sifón de Valdesotos, edificio característico con sillares contrapeados en sus esquinas y las caras vistas sin labrar (marca de los canteros gallegos). Un excelente mirador desde el que se contempla Valdesotos y la Sierra Gorda, la vega del Jarama, las cárcavas rojizas, el pinar y cien metros más abajo, el cañón del Jarama.
Hay muchos miradores (ensanchamiento de la carretera donde aparcar) hasta llegar al Vado y todos merecen una paradita. Me gustan especialmente:
- El mirador de Bonaval, con sifón, acueducto y casa. Vistas del paraje del Monasterio al fondo.
- Dos puentes en un recodo, hechos con algunos años de diferencia para corregir un error de construcción.
- El Espanto, un tramo muy angosto con un desnivel espectacular a la derecha, desde el que se contemplan los poblados del Vado.
- Acueducto y sifón unidos, a 1 km del Vado.
- La presa bien merece una parada. La falsa presa es aún más bella, así como el puente y el monolito del Arcipreste de Hita.
Para la vuelta tres opciones: por Retiendas (Monasterio de Bonaval, pero el firme está penoso), por Tamajón (el recorrido bordeando el pantano y los Enebrales bien merecen un rodeo) ó por el mismo sitio (la perspectiva cambia y las vistas también).
Veloz como el pensamiento, hago la ruta varias veces en cada estación, eligiendo al azar el camino de regreso. Y nunca me he sentido defraudado. ¡Se que tu me imitarás!
Lar-ami