Nacida en Puebla de Valles, en los años sesenta la Tía Fe emigró a Madrid con su marido (no tuvieron hijos) y cada verano regresaban para echar una mano en el campo. Cuando llegó la jubilación volvieron al pueblo; poco después enviudó y su hermana vino a vivir con ella.
Ahora, a sus 92 años la Tía Fe vive sola, aunque no le falta el apoyo de sus sobrinos. Tiene una actividad envidiable: cocina, cose, riega sus plantas, pasea cada día, acude a la partida de cartas de la tarde, no se pierde la misa,… Su actitud vital es excepcional: nunca se queja, siempre está bien
- Hace tiempo tuvo una caída. Se levantó, comprobó que no tenía nada roto y continuó con sus tareas. No dijo nada hasta después, porque no quería preocupar a nadie.
- Cada vez que sus sobrino-nietos se quedan solos (superan los 25 años), la Tía Fe acude varias veces al día por si necesitan algo.
- Recientemente ha pasado por el quirófano pero se está reponiendo con éxito y rapidez. Salió del hospital un sábado y el domingo acudió a una comida familiar, “que no se podía perder” .
La Tía Fé es un ejemplo para todos. Sentada a la puerta de su casa compone una de las imágenes más bellas de La Ribera. Sea este nuestro pequeño homenaje.
Lar-ami