El colorido y las caprichosas figuras que forma la luz reflejada en las nubes determinan la belleza del anochecer. Y en todos las zonas, sean de playa o montaña, en el trópico ó en el ártico, sus gentes presumen de la singularidad de sus puestas de sol. Y todos tienen razón.
Pero no siempre el colorido marca su belleza. En días grises de verano, cuando la calima y el bochorno lo empapan todo, el anochecer en La Ribera alcanza un punto de tristeza que a este guardián etéreo le parece único. ¿No les parece?
Lar-ami
2 respuestas a “Una puesta de sol”
Es curioso como cada día la naturaleza nos sorprende con una puesta de sol diferente.
Cierto. Y gratis