Los molinos de grano se llamaban maquileros porque sus dueños cobraban un porcentaje (maquila) por la molienda, entre un 8 y un 10%. En La Ribera cada pueblo tuvo su molino (excepto Puebla de Beleña y La Mierla) aprovechando los cursos de agua; hasta 14 hemos contado. Su funcionamiento se describe con detalle en el libro “Puebla de Valles, usos, costumbres, cuentos y leyendas”.
Los ríos Jarama y Sorbe movían los molinos situados en las proximidades de los pueblos. Los arroyos que no corrían todo el año, necesitaban acumular el agua en balsas, que luego dejaban caer violentamente para mover la muela. Así ocurría con los molinos del arroyo Palancares en Valdesotos, del Concha en Tortuero, del Reduvia en Alpedrete y del arroyo de las Huertas en Tamajón.
De algunos molinos nos quedan ruinas y de otros el recuerdo. El de Muriel junto al Sorbe se ha reconstruido con gusto y hoy es vivienda.
Lar-ami