Faroles y carburos


Los faroles permanecieron hasta que la electricidad y las linternas fueron de uso común, ya bien entrados los años setenta. Pero el candil siguió un camino diferente. Como el aceite desprendía un humo negro poco agradable, a finales del siglo XIX, en La Ribera algunos empezaron a sustituirlo por el carburo.

Para esto se usaba una especie de candil con dos cavidades: en la inferior se ponían piedras de carburo, comprado en la droguería y en la superior agua. Las gotas caían sobre el carburo y se desprendía un gas que se obligaba a salir por un orificio muy pequeño, la boquilla. Al quemarse el gas se producía llama y luz.

Sus ventajas eran la regulación de la llama y que no producía humo. Sus inconvenientes que había que quitar la carbonilla de la boquilla regularmente y el precio. Por eso los candiles se siguieron usando en los pueblos donde se disponía de aceite propio, como en Puebla de Valles.

Lar-ami


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