Los mozos preparaban la fiesta eligiendo a su maya, respetando siempre las parejas ya formadas. Si bien esta formula era la habitual en La Ribera, en algunos sitios se establecía una especie de puja con vino, rosquillas y aguardiente. Otras veces se sorteaban mozos y mozas (Beleña de Sorbe).
La noche del 30 de abril, el mayo ataba en la ventana de su maya un ramo de flores y plantas adornado con cintas, la enramada. En Beleña era de flores silvestres y hojas, en La Mierla de rosas, lirios y cantuesos. Y a media noche le echaba el mayo, acompañado de la ronda.
- Niña si no estás contenta
- Con el mayo que te eché
- Mañana ve a la iglesia
- Con el mandil al revés
Aunque si lo rechazaba, se arriesgaba a que al día siguiente apareciese en su ventana un cardo y la puerta manchada de ceniza. En algunos lugares, si el pretendiente era de su agrado, se asomaba a la ventana y cantaba con otra coplilla (Puebla de Valles)
- En mi puerta sembré
- Un pino y un cerezo
- Por cada cereza un suspiro
- Por cada guinda un beso.
Luego en el baile de los mayos, que se celebraba al día siguiente, bailaban junto y la maya le regalaba una rosquilla (Valdesotos) como signo de aceptación.
Lar-ami