Los barrancos arcillosos de La Ribera son angostos y muy bellos. De difícil acceso (imposible) están poco transitados y permiten disfrutarlos en soledad. Es su mayor encanto, al menos para este espíritu guardián.
El barranco del Hocino es uno de los más espectaculares y permite recorrerlo desde el final (en la vega del Jarama) hasta el nacimiento (en la planicie de Porcivera). Situado entre los arroyos Valdelacasa y Muradiel, algunos tramos necesitan un cierto cuidado, por lo que se recomienda ir acompañado. Al menos de un buen mapa (IGN 485 II y IV).
Saliendo de Puebla de Valles por el arroyo, se sigue por el camino de las viñas y se toma el cruce del Muradiel hasta las cercanías del acueducto. Aquí, a la izquierda, sale la senda del Hocino. Al final del barranco, la vereda sube hasta una valla de alambre; si la seguimos ala izquierda, en doscientos metros estamos en el camino de Porcivera que nos devuelve al pueblo.
¡Tres horas increíbles! No olvides la cámara.
Lar-ami
Una respuesta a “El barranco del Hocino”
Como digo, al ver esto me reafirmo, quizá vosotros no teneis esa ascendencia romana, con que contamos en las Cinco Villas, pero teneis otros muchos atractivos.
Ahí está la riqueza, en la variedad.
Si todos los lugares fuesen iguales, con visitar uno > visitados todos.
De este modo hay que tomar tiempo para ir recorriendo las maravillas de cada lugar.