Aunque está ubicado en los territorios del Común de Uceda, el Monasterio de Bonaval se mantuvo independiente hasta 1.464, cuando pasó a depender de la Abadía de Monte Sión. Sirvan como muestras de su importancia los pleitos que mantuvo con el todopoderoso Arzobispado de Toledo, que rigió los destinos del Común desde 1.222 hasta finales del siglo XVI.
Quizás el más conocido sea la querella por una dehesa, que se prolongó durante años y que obligó a intervenir al rey Alfonso X el Sabio, dictando escritura de avenencia en Valladolid el 22 de febrero de 1258. El documento original se conserva en Archivo de la Catedral Toledo y cita Tamaión y Riotiendas.
El Monasterio de Bonaval también pleiteó con el Concejo de Uceda por unas heredades, que resolvió el abad Don Diego en 1.459. Hoy sus ruinas nos hablan de la Edad Media y de ese pasado esplendoroso.
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Lar-ami