En la antigüedad, durante el solsticio de invierno se celebraban el nacimiento del dios sol: Frey en Escandinavia, Inti en el Perú de los Incas,… Los romanos celebraban el 25 de diciembre el Nacimiento del Sol Invicto, asociado al dios Apolo.
La fecha del nacimiento de Jesús no figura en la Biblia; en el siglo III nació en Oriente el interés por la Natividad y convirtió el 6 de enero en su fiesta. De hecho las iglesias que se separaron de Roma en el siglo IV (Armenia, Siria,…) lo siguen haciendo.
Años más tarde, algunas diócesis europeas celebraban la Navidad el 25 de diciembre para contra-restar la fiesta romana. Ambas fechas coexistieron hasta el año 354 cuando el Papa Liberio decretó el cambio, si bien no se consiguió del todo hasta finales de siglo. Y así quedó instaurado el 25 de diciembre como la fiesta de la Natividad de Jesús, la Navidad.
Aunque la Iglesia Ortodoxa la celebra el 7 de enero, se debe a que esta fecha en el calendario juliano coincide con el 25 de diciembre (nunca aceptaron el calendario gregoriano). El tono festivo y las tradiciones también tienen raíces históricas. Pero eso lo contaremos mañana.
Lar-ami