Cuentan que un bandolero llamado Tamajón (el rubio veloz) llegó a la cárcel de Cabra (Córdoba) sin que nadie supiera de su procedencia, aunque si de sus múltiples hazañas. Allá por 1.914 escapó y se refugió en unas cuevas próximas de la sierra, donde sobrevivió unas veces gracias a la generosidad de los vecinos y otras a la rapiña.
Durante este tiempo trabó relación con unos niños de una finca ganadera, Villanueva, a los que contaba sus aventuras. Cierto día hizo descarrilar el tren, colocando una roca sobre las vías a la salida de un túnel. La Guardia Civil le persiguió y le acorraló en su cueva, produciéndose un tiroteo en el que murió el bandolero.
Dicen que solía ir montado sobre una yegüa, de bella estampa y gran resistencia, llamada Mohina. Cuentan que una descendiente suya es la iniciadora de una estirpe de Caballos Españoles de Pura Raza, promovida por el propietario de la Finca Villanueva. Es conocida como Los Tamajones, en honor al personaje de esta leyenda.
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