Los ocres son más intensos, algunos frutales ya han perdido sus hojas y la luz de la mañana se atenúa para matizar los verdes de olivos y jaras; los contrastes de color se apaciguan. Se abre la veda y ahora los cazadores compiten con los últimos cogedores de setas.
La tarde declina pronto y a las 17,30 la noche puede con ella. Nos trae frío, heladas y escarchas. La lluvia y la nieve se olvidaron de La Ribera, a pesar del clamor incesante de nuestros ríos, lagunas y embalses. Estos días cayeron unas lágrimas que apenas mojaron la tierra. Por eso siguen llorando.
¡El otoño se nos va!
Lar-ami