Cuando a principios de otoño el terreno continúa seco pero el rocío es ya una realidad, en La Ribera se florecen algunas plantas silvestres.

Las gotas de rocío condensadas en sus hojas, por la bajada drástica de temperatura durante la noche (hasta 20º), son suficientes para activar su mecanismo de reproducción.

Cierto que no son las más bellas y/o espectaculares, pero llaman la atención del caminante. Ese tipo de manzanilla sobre los cantos rodados junto al arroyo, esa planta de un verde intenso con flores blancas sobre el pasto seco son imágenes que bien merecen una mirada.

Quizás a quienes van buscando paisajes y/o sensaciones distintas, estas flores no les digan anda, pero para este guardián etéreo son signos inequívocos de que está vivo.

Lar-ami