Tras unirse al Jaramilla, las aguas del río Jarama se tranquiliza hasta su llegada al embalse del Vado, aunque con algunos sobresaltos en forma de cascadas, puente (de los trillos), pozas,…
Nos gustaría pensar que esto se debe al Jaramilla, que como buen hijo intenta apaciguar al padre. Pero la realidad es que el único responsable es su cauce, que discurre por un paisaje menos agreste.
Lar-ami