El solsticio de verano (el día más largo y la noche más corta) tiene connotaciones mágicas y festivas en el mundo rural. En La Ribera, esta fecha marcaba el comienzo de la siega así como tareas que solo podían realizarse el día de San Juan: la recogida de manzanilla silvestre, el vino de nueces,…
Este vino se hacía de forma artesanal en muchos lugares de Castilla La Mancha: variaban los condimentos pero no la fecha y el método. En Puebla de Valles era una tarea femenina que se compartía con familiares y amigos:
- 24 nueces verdes del tiempo.
- 1 arroba vino tinto de la tierra (16 ls)
- 1 litro de aguardiente seco
- Una pizca de hierbas aromáticas (el condimento secreto de la receta).
Se machacaban las nueces (sin cáscara) en un mortero hasta que se convertían en una pasta fina y uniforme. Se echaba en una tinaja con el vino y el aguardiente, removiéndola hasta que se disolvía completamente. Se dejaba reposar 40 días y ya estaba listo para beber. Unos dicen que su sabor dulce recordaba al pacharán, otros que a la mistela. La tradición se perdió con la despoblación, aunque no la receta que hoy compartimos.
Lar-ami
2 respuestas a “Vino de nueces”
Aquí en el Maestrazgo se sigue haciendo el vino de nueces la noche de San Juan. Cuando vengas lo probarás. Se hace igual como con vuestra receta pero sin hierbas. Delicioso!
Aqui ya se perdió la costumbre por la despoblación. ¡Una lastima!