La ignorancia y la torpeza hacen que muchas veces no seamos capaces de exponer los encantos de nuestra tierra. Pero cuando reflexionamos unos minutos o revisamos fotos de La Ribera comprendemos nuestro error y nos motivamos para ponerle remedio. Y ahora estoy en ello.
A modo de ejemplo, en un paseo de 1 hora (60´) por Puebla de Valles encontramos cárcavas y cerros, arroyo y río, monte bajo y huertos, pedregales y tierra de cultivo, olivos y chopos, vid y fresnos, higueras y nogales, zarzas y retamas, … conviviendo juntos y a veces, hasta revueltos.
La paleta de colores del paisaje, cual pintor paisajista del XIX, es una mezcla inteligente de matices que sorprende (y hasta enamora) al visitante. Y si no me crees, juzga tu.
Lar-ami