El día 22 de febrero 1.932, un grupo de misioneros de los que estuvieron en Valdepeñas (el otro se quedó en Puebla de Beleña), se dirigió a La Mierla, distante pocos kms. Así se refleja en el Acta de la Misión, recogida por Francisco Alfredo Pérez en su artículo de Wad-al-Hayara:
“Pueblecito más pequeño y apartado, pero más acogedor también, sin esclavitud de prejuicios políticos. Tiene una linda escuela de nueva planta, de donación particular, bien dotada, alegre y limpia; una maestra trabajadora y un Consejo local sinceramente interesado en los problemas culturales.
Las sesiones se realizaron en la escuela, presenciándola la totalidad del pueblo con un recogimiento respetuoso y agradecido. En una más larga permanencia, seguramente, esta actitud de respeto cohibido se hubiera encauzado hacia una relación más libre y familiar, más espontánea, la que estos pueblos necesitan para mostrar sus reacciones intimas.”
Se realizaron 7 proyecciones en dos sesiones, separadas por una hora para la cena. Al final se les entregó una pequeña biblioteca infantil que acogieron con muestras de gratitud. A altas horas de la noche, reunido este grupo con el de Puebla de Beleña, emprendió la marcha hacia Tamajón.
Lar-ami