La botica de Uceda abastecía los pueblos del Común, (incluidos los de La Ribera) durante su última época, de 1.581 a 1.621. Las Actas del XIII encuentro de Historiadores del Valle del Henares incluyen un artículo de María Mejía y Ángel Mejía sobre “Boticas y medicamentos en el valle del Henares en el siglo XVI” con datos interesantes.
Hasta el siglo XVI, boticario podía ser cualquiera que elaborase medicinas y pócimas en su tienda (que también podía vender otras cosas). En 1.523 Carlos V estableció unos requisitos básicos: ser médico, cirujano o estudiantes de farmacia, mayor de 25 años, saber latín, y 4 años de prácticas en botica. Al final fueron los Concejos de las ciudades quienes regularon esta actividad.
Guadalajara lo hizo en 1.524, con una ordenanza para la elaboración de medicamentos (en la contrabotica) y su presentación en botes, con nombre y fecha (en la botica). Una vez al mes,un físico de la ciudad verificaba que las medicinas estaban bien expuestas y en buenas condiciones. Medicamentos: aceites, bálsamos, gomas y resinas, infusiones y zumos, jarabes, metales y compuestos químicos, partes de animales, piedras y minerales, plantas, raíces y derivados, ungüentos y emplastos, alcoholes,…
La botica de Uceda recibió la visita de un boticario real en 1.588, acompañados del alcalde mayor y el médico; un día antes, el alguacil cerró, como era costumbre, la botica para evitar manejos. Tras la visita se realizó un informe con las deficiencias y la relación de gastos, que corrían por cuenta del boticario. El alguacil era responsable de su cobro, incluso mediante subasta de bienes del propietario, si fuese preciso. La inspección dio lugar a un largo pleito en la Chancillería de Valladolid, tras denuncia del Concejo de Uceda y el oficial de la corte.
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