De embarazos, partos y bautizos


Las tertulias de mayores, que cada noche se celebran en los ponederos de Puebla de Valles (Plaza del Calicanto), son una fuente inagotable de información.  Por ejemplo, como se sabía el sexo del futuro bebe.

Cuando la futura madre  pasaba por  la puerta de un familiar/amigo, y sin que ella lo supiera, se echaba la raspa de una sardina al fuego. Si saltaba al crepitar era niño; si no lo hacía, niña. Otra forma era tomar una cadena de cuello y soltar un extremo de golpe. Si se balanceaba era niño; en caso contrario niña. El porcentaje de aciertos era del 50%.

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El Calicanto

Los partos eran en casa, ayudados por una señora mayor que “entendía”,  acompañada de la madre  ó la suegra. Además de agua (que había que acarrear de la fuente) y trozos de sábanas, sobre el colchón y debajo de la sabana, se colocaban sacos, papeles,… y todo aquello que evitara que se manchara. Luego se trataba de empujar con cada dilatación “hasta que las paredes suden”  y/o naciera el vástago.

La recién parida quedaba recluida en casa hasta que no se celebraba el bautizo, al que no asistía. De ahí que los padres fuesen los primeros interesados en que se realizara cuanto antes (entre 7 y 10 días, aunque dependía del cura). La madrina y/o padrino llevaba al bebé a la iglesia y corría con los gastos, además de sugerir un nombre (que a menudo no coincidía con el que ya figuraba en el registro). Costumbres ancestrales, hoy perdidas, que no deben caer en el olvido.

Lar-ami


3 respuestas a “De embarazos, partos y bautizos”

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