De cómo el Monasterio de Bonaval se convirtió en residencia


A finales del siglo XVI se acometieron reformas para ofrecer cierta comodidad a los ancianos monjes y a los estudiantes que venían de vacaciones. No olvidemos que su estancia era pagada (unidad de negocio) a prorrateo entre los monasterios de la Congregación de Castilla: “40.000.- maravedíes por 3 colegiales y un lector que pasaron de vacaciones en los veranos de 1.659 y 60”, según indica el Dr Jurado.

Poco sabemos de estas obras, la documentación es escasa y apenas se ha investigado, quizás porque no aportaron valor artístico. Además el deterioro a partir del siglo XIX afectó mucho a la zona nueva y el verano de 2.011 se derrumbó. Por ello, solo podemos hacer conjeturas, empezando por la fecha de terminación (1.634), que aparece inscrita en la puerta de difuntos. Tras numerosas visitas y cientos de fotos, nos atrevemos a señalar que en el norte:

  • Se construyó un edificio anexo a la lonja ya existente (esta con sillares, arco y marcas), de superficie similar y hecha con sillarejos.
  • Se cerró el espacio entre la iglesia y la lonja con una tapia, creando una especie de patio. Son visibles los cimientos de los muros así como las marcas del adosado a la escalera (torre).
  • La ventana de la nave septentrional se convierte en puerta que comunica con la lonja

Hay indicios de que en la parte más antigua pudo estar situado el horno y una despensa para los alimentos; la nueva  pudo servir de almacén. Hoy todo el perímetro del Monasterio de Bonaval está vallado y no se aprecian estos detalles.

Lar-ami


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