El pasado 7 de julio fue inaugurado el centro social de Tamajón, un edificio de dos plantas junto a la ermita de la Soledad, con torre separada de la fachada a modo de minarete. El exterior está recubierto de piedra de Tamajón, en láminas, sin ese color anaranjado característico que solo el tiempo otorga.
La piedra de Tamajón embellece la fachada del Palacio del Infantado, pero también pudo hacerlo con el Palacio Real de Madrid. El libro de la experta Dña María Luisa Tárraga, “Giovan Domenico Olivieri y el taller de escultura del Palacio Real”, explica que el rey Felipe V autorizó el 28 octubre 1.742 que los arquitectos decidieran la piedra de esculturas y ventanas. Tras varios informes y pruebas de Olivieri, se elige piedra de Tamajón.
Olivieri fue comisionado para elegir los 52 bloques para obtener las esculturas previstas por el arquitecto Saquetti. Algunos escultores no estuvieron de acuerdo y no anticiparon el dinero para comprar la piedra, con el argumento de que no era idónea para realizar el encargo en fecha. Por ello el comisario giró dos visitas a las canteras de Tamajón, acompañado de expertos, que desaconsejaron esta piedra y se abandonó.
La realidad es que alguien ya tenía comprometida una partida de mármol de Urda (Toledo). Tras fuerte polémica, el rey ordenó que no se tallase ninguna obra sin el visto bueno del arquitecto principal. Herido en su orgullo y abandonado por todos, Olivieri dedicó tiempo, influencias y mucho dinero a defenderse del oprobio. Agobiado por las deudas cedió la piedra sacada y las herramientas para saldarlas.
Lar-ami
2 respuestas a “La piedra de Tamajón”
Interesante historia!
Al menos curiosa. No queria perder la ocasion de contarla. Saludos