Otra leyenda: «Estando rodeado el castillo de Beleña, Doña Urraca bajaba por un pasadizo secreto al río y se bañaba desnuda para distracción de sitiados y sitiadores». La poza junto al puente árabe es llamada por algunos «de Doña Urraca».
La Historia cuenta que D. Juan de Mendoza, casado con Beatriz de Zúñiga, se amancebó con la criada Ana Villagrán, teniendo descendencia de ambas. A la muerte de la esposa se casó con la amante (dicen que el mismo día) levantando algunas sospechas. En su testamento (1.517) D. Juan deja a Ana la quinta parte del Señorío de Beleña y se la entrega como prenda en vida.
Poco después muere y su segunda esposa se refugia en el castillo. Sus hijastros no reconocen la herencia y entablan pleito (el pleito de Beleña). Más tarde se apoderan del Señorío de Beleña y sitian al castillo. Dña Ana resiste junto a sus hermanas Urraca y Marí Pecha, que según parece, le acompañan en su viudedad (son citadas en su testamento). Poco después el rey ordena que se levante el sitio y se negocie un acuerdo.
Y quizás de estos hechos nazca esta leyenda sobre el nombre del castillo de Beleña. En realidad, su origen podría ser la mezcla de múltiples hechos históricos. Al menos eso sugiere el romance «Los baños de Doña Urraca», escrito por el sacerdote alcarreño D. Saturnino Ortega y publicado en 1.934, del que extraemos esta estrofa:
Junto al Sorbe, que arrastra
las ninfas de las sierras,
formando con las rocas de su lecho
caprichosas cascadas y revueltas,
manantial cristalino
corre de aguas muy frescas,
que fué en edad pasada hermoso baño
de Doña Urraca, la primera Reina
que ciñó la corona
de la española tierra
Lar-ami